Oraciones populares lucentinas: una aportación a la lírica tradicional de Lucena. En Campanitas

http://manuelguerrerocabrera.com/obras/otros/oraciones-populares-lucentinas-una-aportacion-a-la-lirica-tradicional/

ORACIONES POPULARES LUCENTINAS: UNA APORTACIÓN A LA LÍRICA TRADICIONAL DE LUCENA

(c)Manuel Guerrero Cabrera

Publicado en el nº 34 (2021) de Campanitas, pp. 54-59.

El presente trabajo no pretende sino ser una pequeña contribución al estudio de las formas folclóricas dadas en Lucena a lo largo del siglo XX. Esta tarea es ingente y el trabajo que aquí se presenta es parco, pese a lo que pueda aportar. Sobre todo, mi labor es nimia tras los geniales estudios de don Antonio Cruz Casado, «Formas folklóricas documentadas en Lucena (Notas sobre Literatura oral)» (1), Romancero cordobés de tradición oral (junto con Alberto Alonso Fernández y la música de Luis Moreno Moreno) (2) y Patrimonio oral de la provincia de Córdoba (edición de Alberto Alonso, Mónica Alonso, Luis Moreno y el propio Cruz Casado) (3), especialmente el primero en el que reflexiona sobre la situación del momento (principios de los ochenta), sus principales problemas, metodología de su trabajo y, por supuesto, anotación y conclusión de textos orales. Pasados casi treinta años, su exposición sigue siendo principal y certera y, por ello, recomendamos su lectura.

Durante cuatro años (1999-2003) estuve recopilando, grabando e investigando «canciones» y coplas tradicionales que preguntaba a mujeres mayores de 60 años (sólo una tenía menos). Luego, otras ocupaciones profesionales me impidieron continuar, aunque pude dedicar otro año para conseguir estudios sobre el tema, como los ya comentados de Cruz Casado. Sigue leyendo

Poema en Campanitas 2015

Un año más colaboro en Campanitas, una de las mejores revistas semansanteras y la primera y más interesante de Lucena. En esta ocasión, se trata de un poema titulado El invierno de María.
EL INVIERNO DE MARÍA
(c) Manuel Guerrero Cabrera
 
Los árboles en invierno
se desnudan en las plazas,
porque no tienen consuelo.
 
De gris se visten las nubes,
de gris se llena la pena
y cae como un derrumbe.
 
Calles donde siente frío
el viento en su soledad,
el aire de los suspiros.
 
El invierno de tu vida
llegó, llegó mucho antes
al morir tu Hijo, María…
Al helarse tu alma, Madre.

El blanco de la Virgen de la Paz. Poema en Campanitas

EL BLANCO DE LA VIRGEN DE LA PAZ
(c) Manuel Guerrero Cabrera
El fresco rocío al alba,
despedida de la noche,
despedida es entre lágrimas.
Dice adiós la primavera,
cuando el último azahar
perfuma la Plaza Nueva.
Por su Hijo también María
llora cada Martes Santo
de blanco manto vestida…
De alba y azahar blanco.

 

Poema publicado en Campanitas, 2014, p. 54.

La santería de 2002 a 2006 (II): Familias en las cuadrillas

En el número 27 de Campanitas, correspondiente a 2014, páginas 49-51, se ha publicado este artículo, que complementa al que aparecerá en Silencio.
 Artículo complementario a este: http://manuelgc.blogcindario.com/2014/04/00275-la-santeria-de-2002-a-2006-parte-1-poblacion-numero-y-esquinas.html
LA SANTERÍA DE 2002 A 2006: FAMILIAS EN LAS CUADRILLAS
Manuel Guerrero Cabrera
 
«La pertenencia, además, a asociaciones y grupos de sociabilidad para el ritual –hermandades, cofradías, corporaciones, cuarteles, cuadrillas de costaleros, santerías, incensarios, bandas musicales, etc.– supone también una importante vía para la superación del aislamiento individualista que conlleva la modernidad. […] sus componentes, sin perder la individualidad del protagonismo, son y se sienten parte de un nosotros colectivo que trasciende el individualismo: bajo los antifaces, todos iguales, de nazarenos, o bajo las trabajaderas o el varal de un paso o trono».
 
Estas palabras de Isidoro Moreno Navarro se relacionan claramente con la Semana Santa, una de las fiestas de carácter social-religioso más importantes de Lucena, al igual que en la mayor parte de Andalucía. Frente a otras poblaciones, destaca su originalidad en el modo de llevar los pasos, denominado santería, que, pese a ser exclusiva de los hombres, implica a toda la familia de varias generaciones. Este trabajo es complementario al publicado en la edición de la revista Silencio de este año, en el que se analizan datos de población, santeros y sitios, entre 2002 y 2006. En este artículo de Campanitas, también en esa misma franja de tiempo, analizaremos la relación de santería en la familia, concretamente, por aparición de un mismo apellido en la cuadrilla y en las esquinas; pues a principios del siglo XXI, Lucena fue una de las poblaciones más destacadas de Andalucía en actividad económica e industrial. Esto llevó parejo un aumento de la población y, por consiguiente, del interés social, reflejado en actividades culturales, lúdicas, laborales y, por supuesto, de tipo festivo y religioso. Para ello se han utilizado las revistas de La voz y Entrevarales, principalmente, y las de las cofradías en menor medida, a fin de crear una base de datos o listado de los santeros y sus santerías (de Semana Santa) de estos años, que se ha puesto al servicio de esta cofradía y de la web Paseillo.es; salvando en varios momentos problemas como erratas en los nombres o en los apellidos, el empleo arbitrario de motes e, incluso, fotos equivocadas; en cambio, los datos de población han sido obtenidos de la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE).
 
1.- NÚMERO DE SANTEROS DEL LUSTRO 2002-2006 EN SEMANA SANTA
Cada uno de los distintos pasos procesionales de Semana Santa tiene un número concreto de santeros, entre 24 y 28: son los denominados sitios. Sin embargo, esto no quiere decir que por cada sitio haya que contabilizar un santero, pues hay algunos que salen dos o tres veces el mismo año. Tras analizar las cuadrillas, contabilizamos el siguiente número de santeros para cada año:
2002: 881 santeros.
2003: 882 santeros.
2004: 911 santeros.
2005: 892 santeros.
2006: 900 santeros.
El total de personas registradas que santearon durante los cinco años es de 1744, de los que 140 (8%) salieron más de una vez en la Semana Santa de un mismo año.
 
2.- SANTERÍA Y FAMILIA
Recogidos los nombres de los 1744 santeros, se contabilizan 316 apellidos, lo que comprende evidentemente un mayor número de familias directamente implicadas en las santerías de esos años; por ejemplo, se registran 95 nombres con el apellido Muñoz, 51 con Jiménez, 46 con García, 35 con Gómez, 34 con Pineda, entre otros; es decir, no todos los 95 hombres apellidados Muñoz pertenecen a una misma familia, ni los 51 Jiménez, y así debemos tener en cuenta este dato con el resto. En varias cuadrillas observamos a padres que santean junto a sus hijos, pero no es propósito de este artículo determinar la relación familiar entre los santeros, sino cómo la familia-apellido determina el puesto en la cuadrilla y, concretamente, en las esquinas.
Como es obvio, el manijero lleva el sitio más importante y, por lo general, es el encargado de formar la cuadrilla. Analicemos en qué proporción alguna de las esquinas llevan el mismo apellido del manijero.
–En 2002 esta circunstancia se produce en 22 cuadrillas (61% de los pasos de Semana Santa).
–En 2003, en 20 cuadrillas (55%).
–En 2004, en 17 (46%).
–En 2005, en 18 (50%).
–Y en 2006, en 19 (51%).
Respecto a la presencia por esquinas, se observa una clara preferencia por la izquierda a la hora de colocar en ella a un familiar, pues durante los cinco años es la esquina con  mayor afinidad con el apellido del manijero, seguida por la mala (salvo en 2002) y, finalmente, por la de la salud, como se muestra en el siguiente cuadro que refleja el número de ocasiones en que el manijero tiene el mismo apellido con las esquinas.
 
 
M-EI
M-EM
M-ES
 
Cuatro esq.
2002
13
6
9
 
0
2003
19
6
2
 
1
2004
12
10
4
 
3
2005
13
9
5
 
3
2006
14
13
6
 
4
Leyenda: M (Manijero), EI (Esquina izquierda), EM (Esquina mala), ES (Esquina de la salud).
 
Lamentablemente, no disponemos de espacio para citar uno a uno cada caso, pero sí destacamos estos datos de interés.
No es alto el número de cuadrillas cuyos santeros de las cuatro esquinas posean el mismo apellido. En 2002 no hubo ninguna. Una en 2003 (Encuentro, mandado por A. R. Cazorla), cuatro en 2004 (Pollinita del Carmen –P. Ramírez–, Jesús Preso –P. Pérez–, Magdalena –J. J. Jiménez– y Virgen del Socorro –A. Algar–), tres en 2005 (Pollinita del Carmen –A. L. García–, Virgen de la Esperanza –M. Guardeño– y Jesús Nazareno –A. Algar–), y cuatro en 2006 (Pollinita –J. Muñoz–, Huerto –J. M. García–, Columna –M. Guardeño– y Virgen del Socorro –J. A. Jiménez).
Una vez vista la relación entre las esquinas, a partir del primer apellido del manijero, atendamos a una variante: la afinidad de apellidos (primer apellido) entre una esquina y el resto de sitios de dicha esquina (contraesquina, pata, contrapata, etc.); es decir, utilizando un ejemplo, en la cuadrilla de Ntra. Sra. de las Angustias (Virgen de Piedra) de 2003, el manijero fue J. M. Calzado y en su repisón llevó a J. Calzado; F. Requerey llevó la esquina izquierda y llevó a dos familiares en su contraesquina (F. Requerey) y en su punta varal (V. Requerey); y en la esquina mala encontramos a A. Navarro, quien tuvo en su pata y en su contrapata, a C. Navarro y a R. Navarro, respectivamente.
Esto se da en 23 cuadrillas en 2002, 14 en 2003, 15 en 2004, 20 en 2005, y 20 en 2006; pero, ¿qué esquina se ha compuesto mayormente por su afinidad con el apellido del esquinero?
 
 
Manijero
Izquierda
Mala
Salud
2002
9
8
8
11
2003
9
4
1
6
2004
9
3
5
3
2005
3
4
8
7
2006
6
7
5
9
 
De esta tabla, podemos resaltar lo siguiente:
En 2002, once esquineros de la salud (30% de las esquinas de la salud) llevaban algún familiar en alguno de los sitios de su esquina, seguido de cerca del resto de esquinas.
En 2003 y 2004, nueve manijeros (25% en 2003 y 24% en 2004 – hay un manijero más que el año anterior, debido a la salida de la Virgen de los Dolores de la Archicofradía del Carmen–) colocaron familiares en los sitios de su propia esquina.
En 2005, la esquina mala y, de nuevo, la de la salud (ambas esquinas, en torno al 20%) son las que en mayor número de ocasiones se componen de una misma familia.
En 2006, es la de la salud la más empleada.
Situándonos sobre las cuadrillas, dos sobresalen en este punto: la de Nuestro Padre Jesús de 2003, en la que el manijero (F. Arjona) ha colocado en su esquina a tres familiares (A. Arjona en la contraesquina, M. Arjona en la punta varal y F. Arjona en el repisón) y la de la Pollinita del Carmen de 2004, en la que encontramos que cada esquinero ha colocado familiares en distintos sitios de sus respectivas esquinas, entre hermanos e hijos, participan distintas generaciones, comenzando por el manijero (P. Ramírez) que le acompaña en la punta varal a J. Ramírez; la esquina izquierda es de M. Ramírez, que tiene familiares en la punta varal (J. Ramírez), pata (M. Ramírez) y contrapata (S. Ramírez); la esquina mala (A. Ramírez) tiene a J. Ramírez en la pata; y la esquina de la salud (M. Ramírez) comparte apellidos con la contraesquina (A. Ramírez) y la pata (J. Ramírez).
En efecto, en esta última cuadrilla sobresale el gran número de personas con el mismo apellido que santean, casi el 50%. Debemos concluir como habitual que dos, tres o cuatro personas con el mismo apellido santeen, pero más de cinco santeros es poco frecuente. Después de la cuadrilla ya citada de la Pollinita del Carmen de 2004, le siguen la del Lavatorio de ese mismo año, en el que santean hasta siete hermanos, llevando solo una esquina el manijero (P. Bergillos), el resto le acompaña en dos puntas varales, una pata, una segunda contrapata y dos repisones; y la de Jesús de 2005, mandada por A. Algar, con hermanos e hijos en el resto de las esquinas, las dos puntas varales delanteras y una contraesquina.
Cuadrillas con seis familiares encontramos muy pocas, casi dos por año:
En 2002, la de la Virgen de la Esperanza, el apellido Muñoz.
En 2003, los Redondo en el Derribo y los Muñoz en la Columna.
En 2004, los Lara en la Esperanza y los Beato en la Soledad.
Y en 2006, los Muñoz en la Pollinita y los Jiménez en la Virgen del Socorro.
De cinco santeros con igual apellido, hay el doble:
En 2002, los Roldán en la Pollinita, los Díaz en la Estrella, los Peñalver en el Derribo y los López en el Lavatorio.
En 2003, los Muñoz en la Virgen de la Pasión, los Arjona en Jesús y los Torres en la Virgen de la Capilla.
En 2004, los Espejo en la Pollinita, los Requerey en el Huerto, los Jiménez en la Estrella, los Rodríguez en el Derribo, los Torres en Jesús, los Jiménez en la Magdalena y los Beato en la Soledad.
En 2005, rompiendo la estadística, únicamente encontramos a los Guardeño en la Esperanza.
Y en 2006, los Jiménez en el Cristo del Encuentro, los Servián en el Lavatorio, los Guardeño en la Columna y los Jiménez en el Resucitado.
Curiosamente, como se puede observar, de los cinco años, hasta en tres ocasiones los pasos más «familiares» son la Pollinita, el Derribo, el Lavatorio, la Virgen de la Esperanza, Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen del Socorro.
 
CONCLUSIONES
 
– Entre los 1744 santeros analizados, hasta 316 apellidos diferentes se han registrado en nuestro estudio, lo que evidencia una cifra mayor a esta de familias implicadas, ya que no todos los hombres apellidados Muñoz pertenecen al mismo núcleo familiar, e igual con Jiménez o López, entre otros.
–Salvo en 2002, que el dato es del 61%, en el resto de años de nuestro estudio la afinidad del apellido del manijero con alguno de los santeros de sus esquinas está en torno al 50% de las cuadrillas. Entre las esquinas, es mayor el número de coincidencias con la izquierda.
–Respecto a los esquineros que comparten apellido con alguno de los sitios de su esquina, se da en torno a 15 y 23 cuadrillas, encontrando esta circunstancia mayormente la esquina del manijero y la de la salud. Así, lo habitual es que coincidan en una cuadrilla menos de cinco personas con el mismo apellido; en cambio, lo contrario sucede en menos ocasiones: una sola cuadrilla se compuso con once personas con el mismo apellido, tanto hermanos, hijos y otros familiares del manijero (Ramírez, Pollinita del Carmen, 2004), y otra con siete, todos hermanos (Bergillos, Lavatorio, 2004). Hemos señalado siete cuadrillas con seis santeros de la misma familia y diecinueve con cinco. A esto se une que hasta en tres ocasiones, durante cinco años, haya algunos pasos en los que una familia más participa: la Pollinita, el Derribo, el Lavatorio, la Virgen de la Esperanza, Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Virgen del Socorro.
 
BIBLIOGRAFÍA:
MORENO NAVARRO, I. (1997): «Los rituales festivo religiosos andaluces en la contemporaneidad», en SÁNCHEZ RAMOS y RUIZ FERNÁNDEZ, Actas de las I Jornadas de religiosidad popular. Instituto de Estudios almerienses, pp. 319-332.
MORENO NAVARRO, I. (2010): «Correr la vega: dicotomías sociales y ritual en la Semana Santa de Antequera». Revista ph, pp. 48-54.
PLATA GARCÍA, F., y otros (1997): Conservación del patrimonio cofradiero. Ayto. de Lucena.
Entrevarales, 2002.
La Voz, «Especial Semana Santa». Ejemplares de 2002 a 2006.

La Semana Santa lucentina en la Guía de Fiestas populares de Andalucía (1982). Artículo en Campanitas

En el número 26 de Campanitas (2013) se ha publicado mi artículo «La Semana Santa lucentina en la Guía de fiestas populares de Andalucía(1982)».

(c) Manuel Guerrero Cabrera

Conservo en mi biblioteca la voluminosa Guía de fiestas populares de Andalucía dirigida por el antropólogo Salvador Rodríguez Becerra, que realiza un recorrido festivo-folclórico por cerca de ochocientas localidades andaluzas, lo que resultó en su tiempo (1982) el primer libro que recogía datos etnográficos básicos sobre las festividades locales. Nuestra ciudad, Lucena, ocupa cuatro páginas, de la 246 a la 249, a la que podemos sumar la número 250, dedicada a las aldeas de Jauja y Las Navas del Selpillar (que en el libro aparece erróneamente como «Navas del Cepillar»). Además de las que aún se siguen celebrando hoy (Fiestas aracelitanas, semana Santa, Corpus Christi, ferias de Santiago, de San Francisco y del Valle, y fiestas de la Aurora (nombrada como «Velada de la Aurora»); se citan otras que desaparecieron como las veladas de la Santa Cruz (3 de mayo) y de San Roque (16 de agosto) y la verbena de San Rafael (24 de octubre), si bien es cierto que algunas de ellas se han tratado o se están tratando de recuperar recientemente.

A nuestra semana Santa se le dedica un artículo de casi dos páginas que comienza con una afortunada introducción sobre la santería, puesto que afirma desde la primera línea que «Lucena en Semana Santa es lo mismo que hablar de “Santería”» y añade que sobresale tanto que las cofradías pasan a un segundo plano. Para que quede claro, a continuación se afirma que la santería es algo único, un modo propio de nuestra ciudad «de llevar a hombros las imágenes»; por lo que, para matizar esta cualidad lucentina, se realiza un breve recorrido por los orígenes destacando el influjo del mundo agrícola, debido al empleo de palabras como «manijero» o «cuadrilla», o de la alfarería con motivo del uso del correón. Posteriormente, desvelando sus fuentes, comenta el paso del correón a los hombros citando a Manuel Alba «La Chana» sobre la necesidad de la «marca» y las «cuñas», y a Francisco Sánchez González acerca de las «juntas» y del cante de «saetas santeras».

camp1.jpg

Al final de la introducción, encontramos apreciaciones muy valiosas sobre lo que acabará llamando «el arte “de Santear”», de las que destacamos las dos siguientes: «Cada hombre tiene un sitio, y cada sitio es para un determinado hombre» y «Cada imagen “se santea” de forma diferente, con toque distinto de tambor que mide y reglamenta los movimientos de la cuadrilla que lleva el paso».

Finalmente, el apartado de semana Santa concluye con una valoración crítica de la santería de cada paso, en lugar de una descripción artística, como en otras localidades.

El domingo de Ramos procesionó únicamente la Pollinita, de la que sabemos que la cuadrilla era joven, que se subió en tres tiempos muy nivelados y reposados, y que tuvo «un botado muy propio» de este paso hasta la calle Curados.

El lunes Santo realizó su salida el Cristo de la Pasión («Derribo»), que se subió en tres tiempos muy nivelados y mantuvo un botado muy corto y picado todo el recorrido, y la Virgen de las Penas, de la que solo se destaca la juventud de los santeros («casi niños»). Únicamente en 1981 y 1982 coincidieron estas imágenes en las calles de Lucena en lunes Santo.

Del Martes Santo ofrece más detalles comenzando con el Cristo del Amor del que reproducimos la crítica completa:

 Inicia la carrera en tres tiempos. Primeras «horquillas» de tanteo, bastantes nervios que se apaciguan después de la primera saeta. Hay que destacar la esquina izquierda, su contraesquina y el repisón del manijero.

 Notemos lo curioso de que el Nazareno del Amor, a diferencia de lo que viene siendo habitual desde hace algunos años, no se subiera directamente al hombro (al igual que la Pollinita y el Derribo), sino en tres tiempos, a lo que se suma el aspecto novedoso de referirse al nerviosismo de los santeros en los primeros momentos de la procesión. Aunque lo más llamativo es que señala los sitios que, según el artículo, han hecho una buena santería: la esquina izquierda, su contraesquina y el repisón del manijero.

Continúa el martes Santes con el comentario de que toda la cuadrilla del Cristo de la Misericordia (se refiere al de los «Camisitos») estuvo bien, pues subió el trono en tres tiempos a los hombros y le dio su «verdadero paso». Respecto a Nuestra Señora de la Paz y Amor (no aparece nominada como «Campanitas») se comenta que tuvieron dificultades para coger el paso en «las primeras horquillas» (nótese el uso del femenino, en lugar de «horquillo» o «jorquillo», posiblemente tomado de las expresiones «descansar en las horquillas» o «tomar las horquillas», acciones que suceden cuando el manijero toca el timbre), aunque más tarde «nivelaron para seguir con un paso corto muy mecido». Ese año el Cristo de la Humillación fue botado en exceso; en cambio, se alabó la buena santería de la cuadrilla de la Virgen de los Dolores «Servitas».

En cuanto al miércoles, solamente con el Cristo de la Misericordia (evidentemente, se trata del Cristo del Silencio), se afirma que tuvo la cuadrilla más nivelada de toda la semana Santa con un paso mecido.

Extrañamente, del jueves, solo valora cuatro de los siete pasos que procesionaron aquella semana Santa: el Lavatorio (recordemos que se reincorpora a nuestra semana mayor definitivamente en 1981 con la Cofradía de la Santa Fe) comenzó en tres tiempos con un ritmo picado muy corto y a medio paso, el Cristo de la Columna (del que se anota que es el paso más difícil de realizar) tuvo un paso corto y rápido, la Virgen de la Esperanza realizó su recorrido con el medio paso «que caracteriza a esta imagen», y el Cristo de la Sangre desfiló con un paso sereno, asentado y largo (se indica que esto se debe a su tamaño), con un maceteado alegre en las esquinas.

En cuanto al viernes, se describe la estación penitencial de Jesús Nazareno con esmero tanto en los instantes previos a la salida como en los momentos tradicionales (Plaza Nueva, Coso, calle el Agua, etc.). De la santería de Jesús, se indica que la cuadrilla dio el «verdadero paso de Jesús, dando de atrás y aguantando la delantera»; como contraste, no se comenta nada acerca de las cuadrillas de San Juan y de la Virgen del Socorro. Como colofón al viernes, comenta que por la noche procesiona el Santo Entierro, «único en el que se permite que los santeros vayan con los pies algo abiertos para conseguir el llamado “coleo”», por lo que los santeros no avanzan «hasta que son dueños del ritmo».

La Virgen de la Soledad es la única procesión del sábado Santo. En 1981 siempre llevó el mismo paso, que califica de tradicional: «paso frágil, pareciendo flotar sobre las calles».

Finalmente, cierra el domingo de Resurrección con el Resucitado, que tuvo una cuadrilla joven y que «estuvo bastante bien durante todo el recorrido».

Pese a este análisis, debemos advertir que la fuente del artículo de la Guía de fiestas populares de Andalucía ha sido la Gaceta lucentina, publicación que tuvo nuestra localidad desde 1980 hasta 1984. En el artículo mismo se menciona que ha tomado los datos de varios años y de varios artículos, lo que debemos matizar. Por un lado, el análisis solamente hace referencia a la semana Santa de 1981, ya que las procesiones que se valoran coincidieron únicamente en ese año; por otro lado, además de las críticas escogidas del decenario, se han reproducido palabras de los escritos sobre santería que Manuel Alba «La Chana» publicó en aquellas mismas páginas (concretamente, las del 1 de abril de 1981); así, las consideraciones que se vierten sobre la Columna, Jesús, la Sangre y el Santo Entierro, curiosamente los pasos tradicionales, son transcripciones literales de sus palabras, optando por una descripción general de estos pasos y no del modo específico en que se santearon aquel 1981. De esto podemos deducir que muchas cosas han cambiado, pero esencialmente se mantiene lo importante: la santería.