Santiago Aguilar y Carlos Gardel. El español que supo que el rey del tango era francés. Artículo en El coloquio de los perros

https://elcoloquiodelosperros.weebly.com/artiacuteculos/santiago-aguilar-y-carlos-gardel-el-espanol-que-supo-que-el-rey-del-tango-era-frances

SANTIAGO AGUILAR Y CARLOS GARDEL. EL ESPAÑOL QUE SUPO QUE EL REY DEL TANGO ERA FRANCÉS

Manuel Guerrero Cabrera

La muerte de Carlos Gardel dio la vuelta al mundo. Lo aparatoso e impactante del accidente en Medellín (Colombia) hizo que la información apareciera en las primeras páginas de la prensa internacional. En la española ocurrió igual, de tal manera que su muerte fue una de las noticias más comentadas del verano de 1935. Por lo general, se difundió la nota de United Press y las últimas comunicaciones que iban llegando de Medellín, como lo relativo al número de fallecidos o el funeral, pero también hubo reescrituras de estas notas, algún lamento por su muerte y artículos en su recuerdo sobre su trayectoria musical y cinematográfica. En estas notas alejadas de la oficial, llama la atención lo relativo a su lugar de origen; por lo general, se indicaba que era argentino e, incluso, concretaban que había nacido en Buenos Aires[1]; por el contrario, otros medios señalaron que era uruguayo, de Montevideo[2] para ser precisos, u optaban por denominarlo rioplatense. Entre todos los nombres que firmaron páginas españolas dedicadas al cantor al poco de fallecer[3], hay uno que habla de su origen francés: se trata del actor, cantante lírico y periodista Santiago Aguilar Oliver (Villanueva de Gállego, Zaragoza, 1899 – Madrid, 1953)[4]. Aguilar fue redactor de la revista de periodicidad semanal Cinegramas, en la que en el número 42, del 30 de junio de 1935, dedicará tres páginas (22-24) de recuerdos de anécdotas vividas con Gardel.

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Biblioteca gardeliana 2: Vida de C. Gardel contada por Razzano de García Jiménez. En La Opinión de Cabra

http://www.laopiniondecabra.com/ampliar.php?sec=especiales&sub=colaboraciones&art=1408

BIBLIOTECA GARDELIANA (2):

VIDA DE CARLOS GARDEL CONTADA POR JOSÉ RAZZANO Y ESCRITA POR FRANCISCO GARCÍA JIMÉNEZ

Primera edición:

–GARCÍA JIMÉNEZ, Francisco (1946): Vida de Carlos Gardel contada por José Razzano. Buenos Aires, Corregidor.

Portada del libro Vida de Gardel

Razzano, bien predispuesto, abarcó de un vistazo la atrayente simpatía que irradiaba «El Morocho». El señor Gigena los presentó:

–Carlos Gardel.

–José Razzano.

Se estrecharon las manos con calor; sin recelos.

–Me han dicho que usted canta bien –dijo «El Morocho».

–Me defiendo… –respondió modestamente «El Oriental»–. Pero las mentas suyas son grandes.

Gardel, sin contestar, inclinó la cabeza como agradeciendo lo que entendía un elogio.

–Celebro mucho cantar con usted –agregó Razzano.

–Y yo igualmente, amigo –contestó Gardel.

Así nos cuenta José Razzano, y nos escribe Francisco García Jiménez, cómo el primero conoció a Carlos Gardel, con quien formaría uno de los grandes dúos de la canción criolla poco después de este encuentro. Y es que en este libro, salvo en las ocasiones en que explícitamente se dice, no sabríamos decir qué es lo que narra Razzano y qué es lo que relata García Jiménez. Este último nos apunta en el prólogo que fue él «quien llevó al papel lo que le narró el protagonista sobreviviente, lo que le informaron otras personas autorizadas y lo que conoce por intervención propia en ciertos acontecimientos» y que «se transcriben reiteradamente conceptos, al respecto de calificados escritores, periodistas, críticos, empresarios, gentes de predicamento», sin olvidar «documentación […] de la prensa». Por lo tanto, esta Vida de Carlos Gardel no solamente está contada por José Razzano, lo que no resta valor, sino que explica que haya capítulos que no pueden tener a este como fuente. Esto también dilucida el complejo sistema narrativo: García Jiménez, el autor, el que firma la obra y, en verdad, el narrador principal; Razzano, presentado como conarrador (o testigo en varias ocasiones, según lo ya expuesto), uno más que cuenta el relato; y el resto de personajes (prensa incluida) que hará su aportación subordinado a los dos anteriores [1].

La obra se divide en tres partes («El Oriental y El Morocho», «El Dúo Gardel-Razzano» y «Carlos Gardel») que tienen a Razzano como hilo conductor y a Gardel como protagonista. Lo cierto es que en la primera parte llama la atención que primero se presente el nacimiento, infancia y comienzos de la carrera artística de Razzano; el relato se detiene justo después de que el Oriental conociera a Gardel, para insertar el origen [2], infancia y adolescencia de este. Posteriormente, conocemos cómo se forma el dúo y de sus giras por América y Europa hasta que, de nuevo, la historia se detiene en 1917, justo antes de que Gardel cantara Mi noche triste, a fin de insertar una «Breve historia del tango», sin duda, de la cosecha de García Jiménez. Finalmente, se sigue contando la carrera del dúo hasta el abandono de Razzano por problemas de garganta y, por último, la meteórica trayectoria de Gardel en solitario.

foto del dúo Gardel-Razzano en 1916 - FOTO: M.G.C.

Hay apreciaciones muy valiosas en este volumen, que atribuimos a Razzano, como los rasgos de la personalidad de Gardel, como cuando dice que era el más pesimista del dúo (con el temor de que les fallara la voz), o la tristeza repentina que podía embargarle «en el fondo del muchachón riente y dicharachero»; también el interés por mejorar su interpretación, como cuando por este motivo despertaba al Oriental de noche, o las dudas acerca de llevar Mi noche triste ante el público. Una de las personas fundamentales de la vida del Zorzal, su madre, Berta Gardes, no aparece demasiado, quizá, porque, como indica Razzano, «para Gardel, el problema materno ya estaba casi resuelto por abandono»; en otras palabras, el Oriental no apreciaba que ella interfiriera en las decisiones del Morocho mientras estuvo en el dúo. Sin duda, lo que mejor muestra este libro es el buen grado de amistad (también hay muestras de roces entre ambos) y las aficiones que compartían los dos: la pasión por el turf, las bromas (lo conectados que estaban a la hora de elaborarlas y seguirlas) y, en especial, la música.

No se duda del valor, fuerza y personalidad vocal del Morocho en el libro, pero se muestra que dos de los tantos momentos clave de su carrera se deben a Razzano: el primero es en 1913 cuando a este don Pancho Taurel le ofrece cantar ante un público de «gente muy bien» [3] y Razzano, tras este ofrecimiento, va en busca de Gardel para que cante con él; de esta oportunidad surgirá como dúo su primer contrato en el Armenonville [4]. El segundo es en 1925, cuando Razzano se queda sin voz y no duda en animar a Carlitos a que vaya solo a Europa, donde triunfaría de manera más que notable [5].

García Jiménez, o Razzano, según se mire, pasa bastante por encima de los últimos años del Zorzal, ya que el Oriental ya no estaba presente en su vida porque su relación se había roto [6]. No obstante, sabemos cómo este descubre el fallecimiento de su excompañero:

José Razzano lo supo subiendo la escalinata del tranvía subterráneo, en la estación Callao, viniendo de su casa de Flores.

Alzó los ojos al cielo oscuro y por su mente giró la visión veloz de las horas vividas: bohemia y riqueza; miseria y risa; lucha y esplendor…

Con paso vacilante, echó a andar sin rumbo por las calles.

Iba llorando desconsolado a su glorioso compañero. Llorando su propia y desconsolada soledad.

Tras esta despedida de Razzano, hay un último capítulo sobre los amores de Gardel, en el que no falta la nota acerca del suicidio de su admiradora Estrellita del Rigel (que, aunque no se menciona en el libro, participaría en Tango Bar) y el extraño aviso de una joven en Colombia para que no tomara el avión, apuntes claramente ajenos a lo que cuenta Razzano y que no aportan sino dramatismo sobre la repentina muerte de Gardel.

Finalmente, no podemos obviar las fotografías y la reproducción de los contratos, también fotográfica, que se publican; en especial, merece nuestra atención la última imagen que se aporta, la carta que el 27 de septiembre de 1931 Carlos Gardel envió a Razzano, en la que pone de manifiesto su labor como representante y su amistad. García Jiménez aprovecha esta página para justificar «que en este libro, donde se cuenta la vida de Carlos Gardel, esté lo mejor de la vida de su compañero José Razzano»; y es verdad, pues hay que plantearse hasta qué punto es esta obra una oportunidad para desempañar algunos puntos controvertidos de su relación con él. Aunque, a fin de cuentas, no cabe duda: el nombre de Razzano está ligado al de Gardel, como si aquel dúo jamás se hubiera disuelto.

NOTAS:

[1] Salvando las distancias literarias y de tiempo, esta extraña técnica narrativa recuerda a El Quijote, con un Cervantes que firma la obra y asegura narrar lo que cuenta Cide Hamete Benengeli, así como los relatos de otros personajes que se convierten en narradores como el cura con El curioso impertinente o el cautivo con su propio relato.

[2] La fecha de nacimiento que se aporta es la del 11 de diciembre de 1887, sobre la que mucho se ha elucubrado y escrito, especialmente desde quienes defienden que Gardel nació en Tacuarembó. José Razzano fue uno de los testigos que, ante el Registro de la Nacionalidad del Consulado de Uruguay, Gardel llevó para conseguir el documento con el que obtendría posteriormente la cédula policial argentina y, por ende, más adelante, la nacionalidad del país en el que vivió; en este acto, Gardel indicó haber nacido en dicha fecha, haciendo coincidir su año de nacimiento con el de Razzano. Este suceso no figura en esta Vida escrita por García Jiménez, pero se puede encontrar en Julián y Osvaldo Barsky, Gardel. La biografía (Taurus, 2004), pp. 290-291.

[3] En cursiva en el original.

[4] Gardel dirá que «este instante de recibir mi primer dinero como profesional ha sido el más delicioso de mi carrera» en El canto claro, 24 de noviembre de 1933, que recogen Hamlet Peluso y Eduardo Visconti en Carlos Gardel y la prensa mundial (Corregidor, 1998), p. 275.

[5] Publicaciones posteriores creen que pudo haber algunos puntos de exageración en esta Vida contada por Razzano, y, precisamente, suele indicarse lo relativo a sus éxitos en los primeros viajes a España Véase, por ejemplo, por indicar dos títulos muy distintos, lo dicho por J. y O. Barsky en Gardel. La biografía, p. 380 («El hecho de que el cantor aceptara actuar en una ciudad pequeña como Vitoria muestra que todavía no recibía ofertas significativas de plazas más importantes») y por Eduardo Payssé en Carlos Gardel. Páginas abiertas (Ediciones Prometeo, 1990), p. 126 («de ese primer viaje […], una separación de la gira artística […], que seguramente no hubiera ocurrido si el éxito hubiera sido real, importante»).

[6] Sobre los motivos de la ruptura, recomendamos lo aportado por Julián y Osvaldo Barsky en Gardel. La biografía, pp. 587–606.

El voto culpable. Artículo en Sur de Córdoba

https://www.surdecordoba.com/opiniones/manuel-guerrero-cabrera/el-voto-culpable

Después del resultado electoral del Parlamento de Andalucía, tenemos al PSOE que ha sido vencido pese a su victoria; al PP que se ha creído ganador pese a ser derrotado también (ha perdido más de 300000 votos respecto a 2015); a Ciudadanos que es el único con motivos reales para estar exultante con sus resultados, pese a la desafortunada campaña que ha hecho; a Adelante Andalucía que ha sido incapaz de asimilar su mal resultado y la falta de apoyo entre el electorado; y a VOX, que entró en un parlamento autonómico cuando su intención es la de acabar con la autonomía (una incoherencia similar a la del nacionalismo catalán que, pese a querer separarse de España, se presenta a las elecciones para estar en el Congreso de los Diputados y el Senado españoles). De lo anterior, primero en el más del 40% de la abstención y después en los algo menos de 400000 votos de VOX, se ha ido buscando culpables entre el electorado y, lo que es peor, se ha cuestionado el derecho a voto de la población, en una manifiesta reacción infantil de mal perder de algunos partidos; es más, pareciera que la clase política, desde su pedestal de seguridad, no tuviera nada que ver con el resultado, porque la culpa es de quien ha votado. En esto hay dos cuestiones preocupantes: la primera es la postura poco democrática de algunos partidos ante unas elecciones cuyo resultado ha dado representación, lamentablemente, a la extrema derecha; y la segunda es la de que ninguno se hace responsable de que haya quien prefiera votar a VOX antes que a otro partido. Ninguno parece haber hecho una autocrítica ni valorar por qué más del 40% de la población andaluza no ha votado ni por qué algo más del 10% eligió un partido que quiere eliminar la autonomía de Andalucía.

Seguidamente, en esta línea de culpabilizar al electorado, se fue difundiendo un perfil de votante de la extrema derecha muy generalizado y cuestionable, con una franja concreta de edad, un sexo específico y unos aspectos socioeconómicos determinados… Pero, si uno revisa imágenes de asistentes a los actos electorales de VOX, el referido perfil no es fiable. En otras palabras, no hay un modelo claro, pues la intolerancia y el discurso del odio pueden encontrar cabida en cualquiera… Va en nuestros genes de seres humanos.

La semilla de la extrema derecha tiene hondas raíces y será difícil de arrancar si cada partido sigue mirándose el ombligo, tiene como objetivo el poder o un «cambio» al que tanto se ha aludido y malinterpretado, y, en definitiva, siga echando la culpa al electorado, que lo único que ha hecho es ejercer su derecho.

350 aniversario del nacimiento de Francisco Hurtado Izquierdo 1. Artículo en Lucenahoy.com

https://www.lucenahoy.com/blog/manuel-guerrero/350-aniversario-nacimiento-francisco-hurtado-izquierdo-1-lucena-cordoba/20190108164709064345.html

Hace 350 años, en 1669, nació en Lucena Francisco Hurtado Izquierdo, el artista más importante que ha dado nuestra ciudad, creador de un Barroco original –denominado prismático– que traspasó las fronteras de provincia y de Andalucía y que será tomado como referencia en México.

Su mayor estudioso, René Taylor, en Francisco Hurtado and his school, comenta que de sus años de formación se sabe poco, que alcanzó el rango de capitán en el ejército, probablemente como ingeniero militar. Dejando a un lado a Taylor, se cree que es posible que lo formara el arquitecto lucentino Juan Trujillo, con quien trabajó en la Iglesia de San Martín (San Agustín) de nuestra ciudad (concretamente, se atribuye a Hurtado la realización de las portadas); o Leonardo Antonio de Castro, uno de los artistas sobresalientes de aquella Lucena (para más señas, el autor de la magnífica Capilla del Sagrario de la Parroquia de San Mateo). En esta primera etapa, lucentina, también se cree que colaboró en el retablo del altar mayor del Santuario de Nuestra Señora de Araceli y, quizá, en los añadidos barrocos de la Iglesia de San Pedro Mártir.

Después de Lucena, siguió su carrera en Córdoba, donde encontramos muchas de sus obras. En 1695 realizó el retablo mayor de la Iglesia de San Pedro de Alcántara, en 1696 uno de los cuerpos del altar del retablo mayor de la Iglesia de San Lorenzo, en 1697 fue nombrado maestro mayor de la catedral cordobesa, en 1698 ya había comenzado a trabajar en la nueva sacristía de la catedral, hoy conocida como Capilla del Cardenal Salazar, que se terminará en 1703; dos años antes, en 1701, comenzaría la construcción del Hospital del Cardenal Salazar, actual Facultad de Filosofía y Letras. Otras obras que realizó, o en las que colaboró, en Córdoba son la Ermita de la Alegría, la escalera de la Ermita de la Fuensanta, la capilla del actual Instituto Góngora, algunas casas que han desaparecido y, probablemente, el Oratorio de San Felipe Neri y la Iglesia de la Trinidad, entre otras. En la provincia trabajará en Belalcázar, en El Carpio y en Priego, localidad donde se casaría con Mariana de Gámiz y Escobar en 1699.

En este periodo también estuvo en Málaga, pues se cree que fueron obras suyas la biblioteca del Convento de la Merced y, según cita Taylor a Gallego Burín, el camarín de la Virgen de la Victoria.

Ni que decir tiene la importancia del mecenazgo del citado cardenal Pedro de Salazar, pues la nueva sacristía de la catedral es toda una apuesta artística llena de originalidad, comenzando por su estructura octogonal y el espacio, la iluminación procedente de los ocho ventanales de la base de la cúpula (o tambor), las yeserías con el zócalo de mármol… Otros dos nombres sobresalientes del Arte barroco, José de Mora y Antonio Palomino, aportarán las esculturas y las pinturas, respectivamente. Sin duda, la originalidad e importancia de su obra en Córdoba hará que se le reclame desde Granada, donde se trasladará en 1705, pero esto merece un capítulo aparte.

Recomiendo Haikus del buen amor de Lara Cantizani en Literatura y Futuro

https://literaturayfuturo.blogspot.com/2018/12/que-libros-recomiendan-los-escritores.html

Manuel Guerrero Cabrera recomienda
«Haikus del buen amor desde Lucena (y del mundo)», 
de Lara Cantizani
(Juan de Mairena y de Libros, 2018)

En el verano de 2018 surgió un movimiento haiku en Facebook para animar y acompañar al poeta Lara Cantizani en una enfermedad inesperada, y él recogió todos los haikus que le dedicaron junto a los que él escribió bajo el título de «Haikus del buen amor». Pocos libros poseen un carácter tan singular como este: obra solidaria, benéfica en la lucha contra el cáncer, escrita en Facebook, coral con más de 260 haijines, marcada íntegramente bajo el signo del 5/7/5 y auténtica en cariño.