Entrevista en El sótano del ornitorrinco de Liberoamérica

https://liberoamerica.com/2018/09/04/el-sotano-del-ornitorrinco-entrevistas-minimalistas-manuel-guerrero-cabrera/

Manuel Guerrero Cabrera (Lucena, Córdoba, 1980).  Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba. Actualmente, es profesor de Lengua y Literatura, también presentador del programa cultural de radio La voz a ti debida (Radio Atalaya) y articulista en varios medios digitales del sur de Córdoba. Miembro de la Asociación Cultural Naufragio, ha formado parte del equipo de redacción de la revista Saigón. Autor de los libros de poesía El desnudo y la tormenta(Moreno Mejías, 2009), Loco afán (Ediciones En Huida, 2011), El fuego que no se extingue(Manantial, Ayuntamiento de Priego de Córdoba, 2013) y Las salinas del aliento (Cuadernos del laberinto, 2015); también ha publicado los títulos de narrativa Para despertar (Moreno Mejías, 2011) y Vieja Túnica y otros relatos (ÁticaBooks, 2017). Sus poemas, relatos y artículos aparecen en distintas revistas literarias, tales como Ágora, Aldaba, Álora la bien cercada, AngélicaIsagogé, Mundo Educativo, entre otras. Como investigador, ha publicado Estudios críticos de Literatura del Siglo de Oro (Juan de Mairena y de Libros, 2008), Tango, bailando con la literatura (Moreno Mejías, 2008) y Al compás Literario del tango (Cuadernos del Laberinto, 2017). También se pueden encontrar ensayos de su autoría en Escritoras y pensadoras europeas (Arcibel, 2006), Bohemios, raros y olvidados (Diputación de Córdoba, 2006) y Feminismos e Interculturalidad (Arcibel, 2008). Ha obtenido algunos reconocimientos por su labor como gestor cultural y como escritor.

¿Qué no es poesía? 
La que no sugiere nada, la que no te quiebra por dentro, la que se pierde encerrada para unos pocos.

¿La poesía sirve para algo?
Para muchas cosas: desde pasar el tiempo hasta ganar dinero.

El momento más vergonzoso de tu vida como artista fue…
De vergüenza ajena, muchos, incontables. Propio, con Luis Alberto de Cuenca, en la presentación del octavo número de Saigón, hace diez años, mientras yo trataba de explicar la estúpida organización que entonces tenía la Asociación Cultural Naufragio y me interrumpía constantemente para manifestar incredulidad hacia el modelo de asociación; finalmente, tuve que decirle que no iba a sacar ahí los trapos sucios (a mí no me gustaba el tipo de organización que tenía Naufragio entonces, que pude modificar dos años después), y le cité lo de las cuatro preguntas de Woody Allen para reconducir la presentación de la revista a lo estrictamente literario.

¿Dónde están las musas? 
En todas partes. Hace tiempo que aprendí a ignorarlas porque, a veces, se ponían muy pesadas.

¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
Muchos, pero te cito dos: Cuéntamelo otra vez, de Amalia Bautista, o Prosas profanas de Rubén Darío.

La palabra más hermosa del diccionario es…
Contigo.

¿Amor o desamor como tema universal poético? 
No encuentro diferencia entre ambos como tema.

¿Libro impreso o libro electrónico? 
Impreso.

Último libro leído. 
No suelo leer un solo libro, así que Bloc de otoño de Luis Alberto de Cuenca, e Historia artística de Carlos Gardel de Miguel Ángel Morena.

¿La literatura da de comer? 
Por supuesto, hay muchos nombres que comen de la literatura. Lamentablemente, el mío no es uno de ellos.

¿El arte ha muerto?
No. En el tiempo que me he ocupado de la revista Saigón y de Naufragio y cuando he sido profesor del bachillerato de Artes, he coincidido con personas muy creativas y con un gran sentido artístico. Otra cosa es lo que las agencias, ferias y el mundo comercial difunden y defienden.

Un libro que no recomendarías bajo ninguna circunstancia. 
Todos los que defiendan la homeopatía y la terapia holística. La poesía es una mentira sobre uno mismo y lo que nos rodea con un fin literario, pero el holismo aplicado a la ciencia y la homeopatía son mentiras que afectan a la vida, la salud, la ciencia y el conocimiento del ser humano, generalmente con un fin comercial y de incitar dudas hacia la medicina y el avance científico. Es increíble la desinformación que existe hoy gracias a las redes sociales.

¿La pastilla roja o la azul? 
Hace mucho que tomé la roja. A veces echo de menos la tentación de la azul…

¿Protagonista o secundario? 
Secundario, como Tails en el Sonic 2 o 3, con la intención de irme volando si el protagonista no me convence.

Si fueras un personaje de ficción serías… 
En Las salinas del aliento aparece un poema en el que confesaba en que me gustaba Julian Ross (de la muy conocida serie animada Óliver y Benji). Podría ser él: siempre en el banquillo, salía cuando las cosas se ponían complicadas, siempre voluntarioso y confiado… pero el corazón le fallaba. Y eso me pasa a mí: soy un tipo al que su corazón le dice que deje de hacer lo que le gusta, porque se lo rompen otros con más espectáculo que profundidad (como los gemelos Derrick), mejores (como Lenders) o más honestos (como Óliver); pero no consigue dejar por completo su pasión. Disculpa la forzada analogía.

Una serie recomendable y una película olvidable. 
La serie recomendable: Profesor T. Jasper Tierlink es un personaje que me fascina, destaca sobre argumentos sin grandes pretensiones. La película olvidable: La La Land. Es insufrible. Animado por distintas amistades, la he visto más de dos veces y a cada visionado más me desalienta. No me convence, no me gusta, me resulta aburrida y prescindible. Hizo bien la Academia en no darle el Óscar a la mejor película, porque no lo merecía; tampoco la que lo ganó, pero tenían que darle el premio a alguna.

Un director de cine y un disco de cabecera. 
Hideaki Anno (EvangelionShin GodzillaKare Kano…) y La canción de Juan Perro de Radio Futura, o una buena selección de tangos.

Si existiera la posibilidad de resucitar a una celebridad por un día para tener una interesante conversación, ¿a quién elegirías? 
A Carlos Gardel. ¡Qué maravilla sería la de escucharlo cantar en vivo!

Un momento histórico.
Ninguno, pues ninguno ha servido para recapacitar sobre nuestro pasado. Volvemos a tropezar en las mismas piedras y a menospreciarnos como seres humanos por ser de distinto lugar, sexo, religión, etc. Quizá señalaría algún momento histórico de la ciencia, que abriera la mentalidad humana en tiempos difíciles, que es la que nos permite continuar un poquito más en este mundo y conocernos más a nosotros mismos, como la revolución copernicana, las Leyes de Newton, las de Kepler, las vacunas, el cambio climático…

Un consejo para no tener en cuenta.
Uno que me decían desde pequeño,  que sigo oyendo y en el que no creo porque me parece absurdo y una pérdida de tiempo: Hay que leer de todo y llegar al final del libro.”