Las golondrinas. Relato en Aldaba 23

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En el número 23 de Aldaba, de la Asociación Itimad, ha aparecido un microrrelato de temática becqueriana y docente, titulado Las golondrinas.
LAS GOLONDRINAS
(c) Manuel Guerrero Cabrera
 
– Bécquer es un buen poeta, aunque… cursi, ¿no lo creéis?
El profesor lanzó una mirada cómplice al grupo de chicas atentas, las de sobresaliente, las que siempre le daban ánimo para seguir en ese trabajo tedioso, en el que la mayoría de los receptores de su conocimiento ni lo valoraban ni lo conservarían demasiado tiempo en su memoria.
–Yo no lo entiendo… –dijo una voz abúlica desde el otro extremo de la clase. Se trataba de uno de los chavales más revoltosos, al que había tenido que rogar silencio en más de una ocasión, uno de los que tenían más notas negativas y las pertinentes que el sistema permitía al profesor, sin que por ello hubiera mostrado más interés por la asignatura.
Después de mirarlo a los ojos con insólita sorpresa, el profesor se arriesgó a continuar el diálogo:
–El poema habla de amor, de un amor que se ha acabado, porque…
–No me refiero a eso, profesor –le interrumpió el alumno casi bruscamente–; es que, ¿a qué viene lo de las golondrinas o de eso que trepan los jardines?
–¿Qué hiciste ayer por la tarde?
–Estudiar, no –soltó una carcajada y la clase se rio con él.
–A ver –señaló la foto que asomaba en su agenda escolar en la que él abrazaba a una chica–; ¿qué hiciste ayer por la tarde con tu novia?
La clase soltó un jocoso e infantil aullido, que provocó un brillo pícaro en los luminosos ojos del joven. El profesor tuvo que matizar:
–Quiero decir si saliste a algún lado o, simplemente, si hicisteis deporte.
–¡Sí, sí! Paseamos por el camino de la vía verde, merendamos al pie y a la sombra de un árbol en Doña Mencía y, al volver al pueblo…, nos enrollamos en el parque.
La clase se volvió a reír.
–Muy bien, de acuerdo. Ahora imagina que esta tarde vas a hacer lo mismo, pero solo o, quizás, con cualquiera de los que estamos en esta clase. ¿Sería lo mismo?
–¡Cómo va a ser lo mismo…?
–Esas son las oscuras golondrinas, esas son las tupidas madreselvas –le detuvo el profesor–; todo se mantiene, porque realizas el mismo trayecto, meriendas bajo el mismo árbol y te sientas en el mismo banco del parque, pero hay algo definitivo, importante, esencial, que hace que no sea igual.
–El amor del poema.
–O el amor, el interés, las ganas en todo lo que hacemos cada día –dijo una de las alumnas brillantes, quien seguidamente se convirtió en centro de las miradas y, por consiguiente, en una roja flor de madreselva.
–Por eso decía que es cursi. No era necesario referirse a las golondrinas en el poema.
–Puede ser, pero hace que Bécquer sea original, distinto.

La Semana Santa de Lucena en La Opinión de Cabra (1976-81). Artículo en La Opinión de Cabra

Mi nueva aportación en La Opinión Cofrade (dentro de La Opinión de Cabra) trata sobre unos artículos que, entre los años 1976 y 1981, el sacerdote lucentino Rafael Flores Morante realizó sobre la Semana Santa de Lucena y que publicó en La Opinión de Cabra.
LA SEMANA SANTA LUCENTINA EN LA OPINIÓN DE CABRA
Hoy, en el nuevo planteamiento que ha supuesto el medio de comunicación digital, resulta habitual que encontremos en un diario local noticias que trasciendan de este ámbito y dediquen espacio a sucesos o hechos de otros municipios. Antes de que todo se volcara en Internet, esto solamente sucedía, cuando la noticia lo requería por su interés para la localidad destinataria del periódico, así como por su alcance.
Dentro de este planteamiento, y centrándonos en La Opinión de Cabra, no nos llamaría la atención encontrarnos con algunas noticias relacionadas con la Virgen de Araceli o su Archicofradía, ya que la patrona de Lucena es venerada por devotos de distintos lugares del Sur de Córdoba; no obstante, consideramos de interés que se le dedique espacio en sus páginas a la Semana Santa lucentina. Esto sucedió, concretamente, a finales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, con unos artículos que realizó para La Opinión el sacerdote lucentino don Rafael Flores Morante (fallecido en 1991), de quien se puede asegurar su conocimiento y pasión por la Semana Santa andaluza, según se desprende de la entrevista que D. José Manuel Moreno Bueno le realizó en La Gaceta Lucentina en el especial de Semana Santa de 1983, así como «su vocación santeril», en relación con el modo de llevar los pasos en la localidad vecina.
Al hilo de lo expuesto en el párrafo anterior, encontramos en La Opinión del 27 de abril de 1976 dos artículos de don Rafael: el primero está dedicado a los cultos a la Virgen de Araceli de ese año y el segundo, a la Semana Santa de Lucena. Este breve resumen nos parece relevante en contraste con la Guía de Semana Santa de aquel año. Don Rafael Flores Morante indica que el Viacrucis del Cristo del Silencio se realizó el Sábado de Pasión, al no permitirlo la lluvia el Viernes de Dolores; que la Pollinita (que llama «Nuestro Padre Jesús de la Paz en su Entrada en Jerusalén») desfiló sin problemas el Domingo de Ramos; refiere que hubo un Viacrucis el Lunes Santo con el Señor de la Pasión (un Crucificado del Convento de los Franciscanos) y con mucho público, lo que no aparece en el programa de 1976; que el Martes Santo procesionaron el Cristo de la Misericordia, el del Amor, el de la Humillación y la Virgen de los Servitas; y que el Miércoles hicieron lo propio las Cofradías de Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de la Piedad, y la del Silencio (aunque erróneamente indica que salieron tres cofradías, al considerar los «Tambores del Silencio», como independientes del Cristo de la Salud y Misericordia, «Silencio»). El Jueves Santo solo nombra los pasos de este día: Jesús Preso (que llama «Cautivo»), el Cristo amarrado a la Columna, la Virgen de la Esperanza, Jesús Caído, el Cristo de la Sangre, la Virgen del Mayor Dolor y Nuestra Señora de las Angustias. En cuanto al Viernes Santo, nombra a la Venerable Archicofradía de Jesús Nazareno con todos sus Titulares (Santa Mujer Verónica, Santa María Magdalena, etc.) y alude a la tradición de la bendición en la Plaza Nueva y en la puerta de la cárcel, de donde sacó un preso; en cambio, en el programa oficial solamente se indica (y así fue) que procesionaban Jesús y la Virgen de la Capilla; por lo que es probable que no estuviera ese día en Lucena. Por la tarde hubo procesión del Santo Entierro, pero no de la Soledad al día siguiente, debido al mal tiempo. Finalmente, el Domingo de Resurrección bajaría la Virgen de Araceli, como ocurrirá este año de 2014. Al final del artículo, el sacerdote no puede evitar exponer una crítica a las cofradías lucentinas: «ha descendido algo la participación en los cultos internos, quizás por un exceso de procesiones».
En La Opinión (número doble) del 17 de marzo de 1978, encontramos, sin firma, una nómina de las procesiones de Lucena, con algunos errores de advocación, como «Nuestro Padre Jesús del Perdón» que se refiere al Cristo de la Pasión (nombre que, según se ha sabido recientemente por don Antonio Rodríguez Delgado, dio Rafael Flores Morante al Jesús Nazareno traído desde Luque, donde se encontraba en un lamentable estado); «Nuestro Padre Jesús de la Palma» en lugar de Nuestro Padre Jesús en Su entrada triunfal en Jerusalén (o Pollinita) del Carmen; o «Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de los Dolores», en lugar de Santo Entierro y Ntra. Sra. del Socorro.
En La Opinión del 17 de marzo de 1980 vuelve a firmar Flores Morante un artículo titulado «Actualidad lucentina», en la que trata varios aspectos culturales y deportivos de la localidad (una semana del teatro, por ejemplo), para después centrarse en las Cofradías. Alude a dos traslados para preparar la procesión: el de Jesús Caído que ocurrió el 1 de marzo y el de Jesús de Medinaceli el 9. Comenta que habrá tres nuevas hermandades para la Semana Santa: la Santa Fe, con don Juan Cantero Arcos como Hermano Mayor; el Resucitado, con don Julián Ranchal; y el Nazareno de la O (que se denominaría Gran Poder) y la Virgen de la Amargura (Virgen de los Dolores) de la Archicofradía del Carmen. Continúa indicando que podría haber más cofradías para fundar, dedicando unas líneas a un grupo de jóvenes «capitaneados por don Rafael Perailes» que han desistido de procesionar al grupo escultórico del Calvario (que se encuentra en la Iglesia de San Martín o San Agustín) hasta que no se restauren las imágenes, lo que, pasado el tiempo, no sucedió. Añade que sí se restauró en Sevilla la Virgen del Mayor Dolor. No queremos dejar atrás sus felicitaciones para los cofrades D. Joaquín Muñoz y Manuel Ramírez.
«La mejor Semana Santa en muchos años, principalmente por la participación juvenil y el tiempo primaveral, podemos afirmar que ha sido la del presente año 80 en la hermana ciudad de Lucena», comienza con entusiasmo Flores Morante el artículo que un mes más tarde, en La Opinión del 17 de abril de 1980, publicaría con el título de «La participación masiva de la juventud, nota destacada de la pasada Semana Santa lucentina». Además de aludir a los pasos procesionados (en el que comenta también el regreso del paso de San Juan), manifiesta esperanza en que «los vaivenes políticos no afectarán en nada a los sentimientos cristianos de Lucena». Finaliza con felicitaciones para D. Joaquín Muñoz, presidente de la Agrupación de Cofradías, D. Félix López, párroco de San Mateo, y D. José Gutiérrez, alcalde de Lucena.
Finalmente, en La Opinión del 27 de abril de 1981, se publica el artículo «Altar del cielo», en clara alusión a Mª Stma. de Araceli. El primer párrafo nos ofrece alguna información sobre la Semana Santa: mucho público, el pregón realizado por don Juan Delgado Alba, 24 pasos «portados con pericia por los típicos santeros» y gran participación de la juventud. Posteriormente, habla de las fiestas aracelitanas y cierra con unas emotivas y acertadas palabras con las que une a Cabra y a Lucena en el amor por la Madre de Cristo, que remata con un poema que expondremos aquí para cerrar este artículo:
 
«LA OPINIÓN de Cabra no puede dejar sin reseña estas fiestas primaverales, que Lucena dedicará a su Patrona. Y los egabrenses no faltarán a la cita con la Señora, porque si el «amor entre hermanos nos urge», Lucena y Cabra demostrarán una vez más su amor y sus sentimientos de alegría pascual, a la Madre de Cristo en esas advocaciones que tanto hablan de refugio y fortaleza: Araceli y Sierra.
 
Lucena y Cabra a la vez
temblorosos de alegría
aclamarán a María
porque en esta Andalucía
así se suele querer.
Rafael FLORES MORANTE».

Parodias literarias en el tango. Artículo en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Recientemente han subido a la Biblioteca Cervantes Virtual mi artículo «Parodias literarias en el tango», presentado como comunicación en el XVIII Simposio de la SELGYC. En él analizo la influencia de la poesía culta en la música popular del tango y realizo un ejercicio de literatura comparada entre algunos poemas muy conocidos (la Sonatina de Rubén, el Poema 20 de Neruda o el Soneto de repente de Lope) y los tangos que inspiran.
Aquí podéis descargarlo: http://www.cervantesvirtual.com/obra/parodias-literarias-en-el-tango/
http://www.youtube.com/watch?v=qZG0_CEGD40

Material de desecho de Ana Patricia Moya. Reseña en Surdecordoba.com

MATERIAL DE DESECHO DE ANA PATRICIA MOYA
(c) Manuel Guerrero Cabrera
 
 
Decía Camilo José Cela que «todas las generalizaciones son falsas, incluso esta», por lo que también lo es que tomemos de esta manera el título del poemario de Ana Patricia Moya (Córdoba, 1982) como Material de desecho. En efecto, no por ello hay que desdeñar los versos de esta joven autora escéptica y pluriempleada, responsable de los volúmenes Bocaditos de realidad (Groenlandia, 2006 y 2012) y Cuentos de la carne (Groenlandia, 2010), así como de la muy destacable revista Groenlandia, que rige, no sólo con determinado afán, sino también con atractivo arrebato.
Leí en una ocasión de don Manuel Alcántara, poeta y articulista que se me ha hecho imprescindible, algo así como que hay una variada gama de grises que nadie atiende cuando el mundo se empeña en verlo todo blanco o negro. En esta obra de Ana Patricia, la serie de grises es tan diversa que nos hace pensar en que lo correcto hubiera sido llamar a la obra Material de deshecho, pues la autora se deshace, se fragmenta, se reparte por cada poema, por cada verso, por cada palabra, como si miráramos en un caleidoscopio que nos ofrece multiplicado el corazón atravesado por una puntilla que se presenta en la cubierta.
El poemario se divide en cuatro secciones. La primera, «Estropajo, polvo y libros», posee composiciones de aire reflexivo para presentar el estilo de la autora y es un medio de conducción a la segunda parte:
 
Cielo, dejemos a los poetas con su oficio,
que yo ya tengo bastante con mis miserias…
…y con mis tres empleos.
 
La segunda parte, «Eso que llaman amor y que se le parece», ofrece una visión muy personal del amor, entre el sarcasmo, la ironía y la verdad de la mentira, entre la pasión, la sinceridad y la soledad de la compañía. Causan herida los poemas breves, que recuperan en nuestro ánimo alguna cicatriz que creíamos olvidada, como en «El amor es como la política» o «Un instante». Sin embargo, son de mi preferencia aquellos en que Ana Patricia, habituado a su ingenioso juego de palabras y de imágenes (por ejemplo, «Amor sintético»), añade sugerentes mensajes y metáforas para mostrar lo lúcido de su verbo y, por qué no, para que no todo sean generalizaciones:
 
Testigo: el colchón.
Aromas de fruta mezclados.
El mundo en tu vientre.
 
De las cuatro secciones, la más lograda es «Sesos, exilio y poesía», pues contiene los poemas de mayor calidad y de mayor belleza de la poética (que en verdad es una antipoética) de nuestra autora. Basta con leer los siguientes ejemplos, desde el intenso «Por cada milímetro de mi piel» hasta el impresionante y humilde «El mejor poeta del mundo» para vernos obligados a no desechar este libro:
 
Por cada milímetro de mi piel
tendréis tatuajes de palabras invisibles,
palabras que son testigos de mi existencia. («Por cada milímetro de mi existencia»)
 
[…]me autocastigo. Escribo diez veces:
la poesía es inútil, la poesía es inútil […]
Y no escarmiento:
                                   mañana nacerá otro poema. («La penitencia del poeta»)
 
 
El mejor poeta del mundo
                                               es mi padre:
jamás ha escrito versos
pero sus manos grandes y sufridas
son ásperos poemas
de vida. («El mejor poeta del mundo»)
 
«Nada ha cambiado… (Ochos años después)» se titula la parte final que, a modo de epílogo dividido en dos capítulos, recoge más poemas sobre las dos primeras secciones del libro. Llama la atención el cambio de estilo en los últimos poemas, aunque mucho más el regalo de «Epílogo», que de una dedicatoria a otras artistas como Kahlo, Dickinson o Woolf, pasa a un contrapunto, por un lado, al humor «Que en paz descansen todas ellas. Amén» y , por otro, a la reafirmación de la postura antipoética del yo en su parte final:
 
Porque no aspiro a nada, porque sólo aireo mis miserias
como si fuera asquerosa basura…
…como el material de desecho que suda mi corazón.
 
No quiero cerrar este artículo sin atender a dos de las virtudes de la poesía de la cordobesa Ana Patricia Moya en Material de desecho (mierda en el corazón). La primera es la nota humorística basada en lo intenso del contraste, como observamos en «Petición típica de fin de año», «Miénteme» o «Claro que existe el amor», con el resultado final del desengaño. La segunda es la versatilidad de su verso, que es la que permite esa visión caleidoscópica, arriba mencionada, de su corazón, como nos avisa desde el principio:
 
Mi corazón:
material de desecho.
 
Sin la aportación de las voces del estilo de Ana Patricia, que nos recuerdan que hay más de una visión poética que la dictada desde festivales y editoriales para un público selectivo, caeríamos en un descuido alejado de las azucenas, del que nos avisa nuestra poeta con una generalización que sabemos a ciencia cierta que no es falsa:
 
El peor poeta del mundo
                                   es el orgullo.

Del siglo XVI al XXI. Una cronología para la Cofradía de la Virgen del Valle en Lucenahoy.com

http://www.lucenahoy.com/lucena/cofrad%C3%ADas/item/8525-colaboraci%C3%B3n-una-cronolog%C3%ADa-para-la-cofrad%C3%ADa-de-ntra-sra-del-valle-,-por-manuel-guerrero-cabrera

En el presente texto intento establecer una línea de tiempo relacionada con la vida de la Cofradía de Nuestra Señora del Valle de Lucena. Evidentemente, hay muchas lagunas, pero creo que puede ser un buen punto de partida para conocer mejor esta cofradía, relacionada con la feria, así como con la ermita del mismo nombre.

 

Siglo XVI: Se erige la Ermita de Ntra. Sra. del Valle a devoción del caballero Fernando Alonso del Valle, «por voto que hizo a la Soberana Reina de los Ángeles en un notabilísimo peligro que en dicho sitio tuvo del cual fue repentinamente libre» (1).

 

1537: Referencia más antigua sobre la ermita de Ntra. Sra. del Valle, en las Actas capitulares –1537-1-29– del Archivo Histórico Municipal de Lucena.

«El alcalde mayor pidió a fray Juan de Talavera: que le mostrase la licencia del Sr. marqués en la que le autorizaba, como pretendía, a cercar y plantar de viña un pedazo del ejido que está cerca de Nuestra Señora del Valle» (2).

 

1548: Juan Bocanegra manda una limosna al clérigo que está en Ntra. Sra. del Valle.

 

1575: El 6 de febrero se funda la Cofradía de Ntra. Sra. del Valle, según Ramírez de Luque (3).

 

1583: Ya se están realizando las obras de ampliación de la ermita, según se indica en el testamento de don Juan Álvarez, que manda diez reales para la obra.

 

1593: Referencia en las Actas capitulares del Archivo Histórico Municipal: «Se vio una petición que dieron los hermanos de Nuestra Señora del Valle a mi señora la condesa en que se piden un rincón que se hace a las espaldas de la capilla para lo cercar y lo proveído por mi señora» (4).

 

1599: Los frailes carmelitas descalzos tienen la intención de realizar una fundación conventual en la ermita, promovida por la condesa de Prades, doña Ana Enríquez de Cabrera y Mendoza. Sin embargo, no llegan a hacerlo, pues se instalan en la Iglesia del Carmen.

 

1602: Referencia al pozo de la ermita en las Actas Capitulares: «Que atento que en este cabildo se dio una petición por los hermanos de Nuestra Señora del Valle para que les diese licencia para cercar el pozo que está detrás de la casa…»

 

Primer tercio del siglo XVII: Se adquiere la imagen de Ntra. Sra. del Valle (5).

 

1652: Referencia al hermano mayor de la cofradía y a un pozo de la ermita en las Actas capitulares: «En este cabildo don Francisco del Valle Navarro, vecino de esta ciudad y hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora del Valle presentó una petición por la cual dijo que dicha ermita tiene y ha tenido antiguamente un pozo que está tras de la dicha ermita en una haza que es del Concejo de esta ciudad con que se proveía del agua necesaria y con el tiempo se le hundió el brocal y muchachos taparon el dicho pozo…» (6)

 

1685: Se adquiere la media luna de plata, con querubín en plata sobredorada en el centro. En la inscripción aparece la fecha.

 

1690: Se está edificando el camarín de la Virgen. Juan Martín Márquez se obligaba a sacar la piedra para edificarlo (7).

 

1693: Los canteros Juan Navajas y Toribio de Bada se comprometían a realizar y a asentar el frontal de jaspe del altar mayor, así como a ejecutar unas mesas y fuente para la sacristía y dos pilas de agua bendita.

 

1713: Los frailes franciscanos alcantarinos fundaron el convento u «hospicio» anejo a la ermita, tras un convenio con la cofradía. La comunidad franciscana intentó trasladarse intramuros de la ciudad (a la calle Ancha), pero dificultades con otra orden religiosa y de tipo económico hicieron que regresaran a la ermita.

 

Siglo XVIII: Se adquiere la imagen del niño y el resplandor con forma de sol con rayos lisos y ondulados, puntas de estrellas y ramas de lirios floridos.

 

1760-1763: Ejecución del retablo mayor, obra de Juan Abundio de Burgos.

 

1776: Se amplia la portada de la ermita.

 

1800: A la cofradía pertenecieron los escribanos de número y reales, así como los procuradores (8).

 

1816: Los escribanos solicitan al Ayuntamiento de Lucena el carro triunfal que se había ideado para María Santísima de Araceli, con fecha de 3 de septiembre, para que la cofradía «use de él con toda amplitud y lo destine al culto de la expresada Soberana imagen» (9).

 

1835: Exclaustración de los Bienes Eclesiásticos, por la que el convento y la huerta pasó a propiedad de la Nación, y la Iglesia y sus dependencias, a manos del Obispado. En estos años la cofradía comenzaría su decadencia. En torno a esta década debió de trasladarse la imagen de Santa Marta a la ermita del Valle, tras la demolición de su ermita en la calle Santa Marta Alta (10).

 

1873: Don José de la Torre y Lara adquiere el convento, a fin de dedicarlo para Asilo de Niñas Huérfanas.

 

1908: Don Francisco de Paula Cortés y Curado funda un Asilo de Ancianos bajo el cuidado de las Hermanitas de los Hermanos Desamparados.

 

1977: Se marcha la comunidad de Hermanitas, por lo que el convento se convierte en una residencia que regenta la Pía Unión de Obreros de Jesús Abandonado y de la que se encarga don Prudencio Uzar.

 

1980: Un grupo de amigos, dirigido por don Vicente Espejo Prieto, decide refundar la cofradía, con la ayuda de don Prudencio Uzar y de don Juan Parejo. Este mismo año se celebra la salida procesional en los días de feria de septiembre, con estreno de túnicas para los santeros y, procedente de Ceuta, manto, saya, manguitos, pecherín y mangas, para la Virgen y vestido del niño a juego. El primer timbre fue donado por don Prudencio Uzar (11).

 

Mediados de la década de los 80: Se adquiere el trono procesional.

 

2003: Un grupo de jóvenes se hace cargo de la cofradía, siendo su Hermano Mayor don José Antonio Parejo.

 

2005: Se incorpora Santa Marta como cotitular de la cofradía. Primera salida procesional de Santa Marta a hombros de las hermanas portadoras de la cofradía (12).

 

2006: Fallece don Prudencio Uzar. Se restaura la ermita de Ntra. Sra. del Valle.

 

2011: 8 de agosto, la ermita se consagra como Parroquia de la Sagrada Familia.

 

 

(1) PALMA ROBLES (2006), p. 8, que sigue la obra de Gerónimo A. Roldán y Cárdenas Antigüedad de Lucena contra la opinión que la hace modernamente edificada, de 1751.

(2) Ibíd., p. 7. La información de 1548, 1583, 1599 y 1602 también está tomada de este artículo.

(3) RAMÍREZ DE LUQUE (1998), p. 90.

(4) PALMA ROBLES (2005), p. 20.

(5) En ningún lugar se apunta una fecha precisa de la ejecución de la imagen. En el Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba, se data en el primer tercio del siglo XVII, y el niño de principios del XVIII.

(6) PALMA ROBLES (2005), pp. 20-21.

(7) VV.AA. (1987), p. 215. Toda la información posterior hasta 1977, salvo donde se indica lo contrario, está tomada de este volumen.

(8) PALMA ROBLES (2005), p. 21.

(9) Ibíd., p. 22. El uso de este «carro» puede sugerir que se realizara una procesión.

(10) Aunque hasta el siglo XXI no se incluye como cotitular de la cofradía, creemos conveniente aludir a su traslado al Valle.

(11) ARCOS, CALZADO (2005), pp. 44-48. La información aportada para la década de 1980 ha sido tomada de este artículo.

(12) COFRADÍA DE NTRA. SRA. DEL VALLE (2005), pp. 2-3.

 

BIBLIOGRAFÍA

ARCOS, Francisco J., y CALZADO, Julián (2005): «25 años de historia». Madre del Valle 2, pp. 44-48.

COFRADÍA DE NTRA. SRA. DEL VALLE (2005): «Editorial». Madre del Valle 2, pp. 2-3.

PALMA ROBLES, Luisfernando (2005): «Algunos aniversarios y la feria del Valle de 1816». Madre del Valle 2, pp. 19-23.

PALMA ROBLES, Luisfernando (2006): «Algunas noticias sobre la ermita lucentina de Nuestra Señora del Valle en el siglo XVI». Madre del Valle 3, pp. 7-11.

RAMÍREZ DE LUQUE, Fernando (1998): Tardes divertidas y bien empleadas por dos amigos en tratar de la verdadera historia de su patria Lucena. Ayto. de Lucena.

VV.AA. (1987): Catálogo artístico y monumental de la provincia de Córdoba (V). Diputación de Córdoba, pp. 215-222 y 303.