Julián Valle da su visión de los diez años de Naufragio

El escritor Julián Valle Rivas ha publicado en Sur de Córdoba un artículo en el que cuenta su visión de estos diez años de Naufragio y en el que me cita, además de celebrar que sea Sensi Budia quien me haya sucedido. Todo esto se lo agradezco enormemente. Ha sido un largo camino y cada vez estoy más contento de que hayan sido jóvenes los que hayan tomado el relevo. En el enlace siguiente puede leerse el artículo:

http://www.surdecordoba.com/opiniones/julian-valle-rivas/decada-del-naufragio

Alarma sobre el Dalsy. En Lucenahoy.com

http://www.lucenahoy.com/blog/manuel-guerrero/alarma-dalsy/20160923204525034016.html
Me resulta muy curioso cómo es posible que haya causado tanto revuelo el colorante del Dalsy. Verdaderamente me extraña que Sanidad permitiera la venta de un medicamento si fuera tan peligroso, incluso antes de la alerta de FACUA, además de que suele recomendarse sin problemas desde cualquier consulta de pediatría. Después de leer las distintas noticias, nada mejor que ir a la fuente… FACUA simplemente manifiesta que ha notificado a la Asociación Española de Medicamentos y Productos Sanitarios que sería conveniente que Dalsy informara en su prospecto de otro posible efecto secundario (sobre la actividad y atención en los niños) causado por el colorante E-110, pese a que no es un alimento (y, por lo tanto, no está obligado a ello). Incluso, hacia el final del comunicado, la propia «FACUA no cuestiona la utilización del colorante por parte de Dalsy y da por hecho que la cantidad utilizada del citado colorante se ajusta a los parámetros permitidos en cuanto a las dosis a incluir»; por lo que tampoco hay motivo para asustarse, cuando la misma denunciante quita hierro al asunto. No hay mucho más que añadir, los expertos afirman que habría que tomar dos botes en un día para que fuera perjudicial… En verdad, tragarse todo un bote en un día de por sí lo es, pues está fuera de la dosis recomendada y, según la edad de quien se trate, puede ser fatal. En otras palabras, basta con reflexionar y atar cabos para darse cuenta de que este asunto se ha exagerado y de que a FACUA se le ha ido de las manos.
Es aquí donde he de detenerme: ¿cómo es posible? Padres, madres, abuelas y demás personas que han utilizado Dalsy con frecuencia han difundido la noticia, con titulares alarmantes, como el aire las hojas caídas en el recién estrenado otoño. ¿Cómo es posible? Con lo fácil que es preguntar a los expertos o leer sus informes, ir a la fuente y sacar conclusiones… Lo que es propio de nuestro país, de nuestra sociedad con prisas, nadie ha leído nada y lo que se transmite no es completamente cierto. La paradoja de nuestro tiempo: tener a mano toda la información y no acceder a ella.
Otra paradoja, por cierto, es que se haya puesto el grito en el cielo por el colorante de Dalsy, mientras que ningún padre, madre, abuela, etc. se inquietan por la bollería industrial, las patatas de bolsa con sabores o las golosinas que niños y niñas ingieren diariamente y en mayor cantidad que aquel medicamento.

La gloria del águila. Un tango español analizado para La Opinión de Cabra

http://www.laopiniondecabra.com/ampliar.php?sec=especiales&sub=colaboraciones&art=1221
LA GLORIA DEL ÁGUILA: UN TANGO PARA EL PLUS ULTRA
Este año se cumple el centenario del nacimiento del tango-canción con Mi noche triste, una creación de Pascual Contursi sobre un tango de Samuel Castriota llamado Lita, compuesto en 1916 (algunos estudiosos consideran que fue en 1915, pero esta cuestión no es la que importa ahora). Así se considera oficialmente, a lo que se suma que Carlos Gardel lo cantara un año después, en 1917, en el Teatro Esmeralda, fuera de sus círculos habituales, ante un público de alta sociedad, además de grabarlo y de interceder para que se incluyera en un sainete que lo popularizó. Este el comienzo del influjo de un estilo musical que atravesó el Río de La Plata y llegó a todo el mundo, desde Londres a Tokio, pasando por París, uno de sus focos más relevantes, y Barcelona. El tango creó toda una moda y hasta un color tango, de cromática anaranjada (tangerine-tango). En España fue muy difundido, en especial, en la voz de Carlos Gardel, quien visitó nuestro país en 1923 y en 1925-27; precisamente, en esta segunda visita pudo vivir las impresiones del vuelo del Plus Ultra en España.
Recordemos que el Plus Ultra fue el primer avión español que voló de Europa a América, de Palos de la Frontera a Buenos Aires. Era un hidroavión Dornier Do J (o Wal, ‘ballena’), creado a principios de la década de 1920 por la compañía alemana Dornier, que realizó la ruta en varias fases con el itinerario: Palos-Las Palmas de Gran Canaria-Islas de Cabo Verde-Fernando de Noronha-Recife (Pernambuco)-Río de Janeiro-Montevideo-Buenos Aires. Los cuatro integrantes de la tripulación del Plus Ultra fueron Ramón Franco (como muestra el monumento que tenemos en El Paseo, colocado en el mismo año de esta proeza), Julio Ruiz de Alda, Juan Manuel Durán y Pablo Rada.
Volviendo a Carlos Gardel, en 1926 se encuentra en Barcelona y, al año siguiente, grabará el tango La gloria del águila en homenaje a la hazaña del Plus Ultra.
La música de este tango es obra de Martín Montserrat Guillemat (Morell, Tarragona, 1906 – Barcelona, 1990), que especialmente fue músico de cine y actor en diversas películas, pero había comenzado antes en el mundo de la música, en 1925, con el chotis Ni pintao que grabaron, entre otros, Mercedes Vecino, Cassen y Rafael Medina. Según cuenta Orlando del Greco en las semblanzas de artistas de Todotango.com, el cantor le pidió a Martín Montserrat que le mostrara los tangos que llegaban de Argentina, enseñándole también los que había compuesto, entre ellos, La gloria del águila que Gardel decidió grabar, ya que había pasado un año desde que el Plus Ultra llegara a Buenos Aires.
La letra es de Enrique Nieto de Molina (Manila, Islas Filipinas, España entonces, 1888 – Barcelona, 1969), colaborador en La Esfera, Blanco y Negro, Mundo Gráfico y otras revistas de la época; autor de operetas y zarzuelas, también de cuplés como Pastorela, Mi España o El Molinero. Viajó a Argentina en 1915 donde conoció de primera mano el éxito de Gardel y Razzano con el tango, a partir de Mi noche triste. En 1920 volvió a España.
He aquí la letra, que no podía exponer mejor la empresa del Plus Ultra y que, al igual que en el monumento que hay en El Paseo de nuestra localidad, lo relaciona con el viaje de Colón:
El rey del aire, tendió sus alas
y fue radiando como el sol, que al mundo baña
con la proeza de cuatro hispanos
que son un timbre más de gloria para España.
Salió el Plus-Ultra con raudo vuelo,
mirando al cielo, rumbo a la ciudad del Plata…
El orbe entero se ha estremecido,
y el entusiasmo en todas partes se desata…
Desde Palos, el águila vuela,
y a Colón con su gran carabela,
nos recuerda, con tal emoción,
la hazaña que agita todo el corazón…
Franco y Durán, Ruiz de Alda los geniales
los tres con Rada son inmortales,
los españoles van con razón
cantando al ver el galardón de su Nación…
Y cantarán con todas las naciones,
entrelazando los corazones
y en tal clamor surge un tango argentino
que dice a España: ¡madre patria de mi amor!
Cruzó Las Palmas y Porto Praia,
glorioso llega en Fernando Noroña,
prosigue el vuelo y en Pernambuco
da con su raid, al mundo la impresión más honda.
En Río Janeiro, Montevideo,
suenan campanas pregonando la victoria,
y en Buenos Aires la hija querida,
al fin se cubren los valientes ya de gloria…
Dos países en un noble lazo, con el alma se dan un abrazo
es la madre que va a visitar los hijos que viven en otro hogar…
Franco y Durán, Ruiz de Alda
los geniales los tres con Rada son inmortales,
los españoles van con razón cantando,
al ver el galardón de su Nación…
Y cantarán con todas las naciones,
entrelazando los corazones
y en tal clamor surge un tango argentino
que dice a España: ¡madre patria de mi amor!

Show’em (what you’re made of) en Surdecordoba.com

http://www.surdecordoba.com/opiniones/manuel-guerrero-cabrera/showem-what-youre-made
Lo bueno y lo malo de haber vivido la infancia en la década de los 80 y la adolescencia en la de los 90 es que ahora toca celebrar el trigésimo y el vigésimo aniversario de lo que entonces era de mi interés. En mi recuerdo sé que veía mucha tele y de lo más variopinto, desde David el gnomo o Érase una vez… el espacio hasta Chicho Terremoto y Los caballeros del zodiaco. Sí, pasado el tiempo David me parece bastante ñoño, desesperante lo del espacio, Chicho menos divertido de lo que parece y terribles la narrativa y el contenido mitológico de los caballeros. También jugaba, aunque menos, a las maquinas de los recreativos y a la videoconsola; tenía la Megadrive y he gastado bastantes horas de mi vida con el Sonic 2 (y aún lo hago de vez en cuando), hasta que llegó el ordenador. Leía libros de terror y misterio casi exclusivamente, que mis padres pedían al Círculo de Lectores, y con los que conocí, entre otros, a Thomas Harris (el creador de Hannibal Lecter) y a Stephen King, aunque no he vuelto a ellos desde hace casi quince años. Mucha culpa de ello la tiene Kennedy Toole con La conjura de los necios, pero esa es otra historia. Pero es en la música cuando rayaba en lo ecléctico o en no tener el gusto definido. Cuando reviso mis discos compactos o mis casetes, me sorprendo de la variedad: podía escuchar a Soundgarden, a Rosario Flores, a Los Rodríguez, a Green Day, a Ice Mc o a Chaikovski en una sola tarde sin que esta se rompiese de extrañeza.
Uno de los discos que poseo es el primero de los Backstreet Boys, un grupo de cinco chicos que surgió en los noventa y que encadenaron éxitos por todo el mundo hasta bien entrada la primera década del siglo XXI. El motivo de centrarme en ellos, junto a la nostalgia de un tiempo que no volverá, se debe a la noticia de que había fallecido en la cárcel su descubridor, el estafador Lou Pearlman. Debo puntualizar que no es por su muerte, sino porque tenía pendiente desde hace casi tres años ver el documental Show’em (what you’re made of) sobre este grupo, del que había leído desiguales críticas. Como otras veces he contado, el escritor argentino Ángel Mario Herreros siempre me ha dicho que haga caso de las señales. Esta era una de ellas.

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Reseña de Visibles e invisibles de Jesús Urceloy en El coloquio de los perros

http://elcoloquiodelosperros.weebly.com/la-biblioteca-de-alonso-quijano/visibles-e-invisibles
Jesús Urceloy: Visibles e invisibles. Cuadernos del Laberinto, 2015. 76 pp.
A nadie se le escapa la pasión literaria de Jesús Urceloy (Madrid, 1964). Autor, entre otros títulos, de Libro de los salmos (1997), Berenice (2005), Diciembre (2008), Misa de Réquiem (2012), La biblioteca amada (2012), Matar en casa (2013), El pie sin huella (2014, novela escrita con otros siete autores) y Visibles e invisibles. Falsa antología de poetas verdaderos (2015). Es miembro fundador y colaborador de la decana revista cultural en internet Ariadna-rc.com, también es miembro de XATAFI (Asociación de amigos de la ciencia ficción en España) y de la Tertulia Holmesiana de Madrid. En 2004 ganó el I Premio de Haikus de la RENFE, en 2008 ganó el Premio de Microrrelatos del Ayuntamiento / Feria del Libro de Madrid y el III Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro, de la Fundación José Hierro. Ha sido finalista del Premio Nacional de la Crítica (2001) y del Premio Nacional de Poesía (2006).
Por ello, Visibles e invisibles. Falsa antología de poetas verdaderos es una manifestación expresa de admiración a una buena –en amplitud de su significado– nómina de autores actuales, pues Jesús Urceloy se vuelve camaleónico y les dedica un poema escrito bajo el signo del estilo de cada uno, además de imaginarlos en una situación, a modo de motivo central o inspirador del poema. Valga el ejemplo de Javier Lostalé que «contempla la claridad» y que, sin duda, hubiera firmado estos versos:
los pasos de los árboles que afinan
su copa al caminar contra corriente,
y un despertar valiente
cuando las rosas por amor se inclinan.
O el gran poema que dedica a Isla Correyero, quien «se piensa un guion para un corto y le sale en endecasílabos»:
Llevo toda la tarde con la caja
de clínex: una angustia insoportable
me tiene destrozada. Menos mal
que has llamado. Te juro que no sé
lo que me pasa… Qué se creen esos
tíos de mierda. Ven, estoy muy sola…
En efecto, Urceloy no es solamente un buen lector de poesía actual, sino también un brillante intérprete de la misma, pues reflexiona, considera y hace suya el modo de la escritura de sus coetáneos, con el fin de rendirles merecida consideración, como hemos dicho anteriormente.
Otro de los aspectos fundamentales de esta Falsa antología de autores verdaderos es la presencia de autores conocidos (los dos anteriormente citados, Luis Alberto de Cuenca, Félix Grande o Amalia Bautista, entre otros) junto a los que no lo son, «poetas excelentes y no se merecen un gramo más de olvido», en palabras de Urceloy. De ahí el título: Visibles e invisibles. Por traer otros dos poetas menos conocidos, en correlación con los ya expuestos, rezando desde el nacimiento del río Ebro Juan Hospital recibe el testimonio literario en estos tres versos formidables:
Todo el dolor y todo cuanto amé
y todo cuanto soy ya estaba escrito
en las manos abiertas de mi padre.
Y David Foronda, a propósito de la lectura de Pórtico de Frederik Pohl:
La eternidad consiste en un segundo,
sólo un segundo sin cerrar los ojos
para volver –ya muerto– a su perdón.
Félix Grande, Javier Lostalé, Ángel Guinda, Ana Rossetti, Enrique Gracia Trinidad, Luis Alberto de Cuenca, Marisol Huerta, Julio Martínez Mesanza, Rafael Pérez Castells, Fernando Beltrán, Hipólito García “Bolo”, José Luis Morante, Antonio Polo, Isla Correyero, José Cereijo, Juan Carlos Mestre, Luis Felipe Comendador, Carlos Tejero, Manuel Moya, Ángel Rodríguez Abad, Jesús Cuesta, Amalia Bautista, Pedro Díaz del Castillo, Jaime Alejandre, Julio Castelló, José Antonio Rodríguez Alva, Juan Hospital, Álvaro Muñoz Robledano, Eduardo García, David Torres, Francisco García Prados, Román Piña, Antonio Luis Ginés, Juan Manuel Navas, María José Cortés, María Eloy, Pablo García Casado, Iñaki Carrasco, Gonzalo Escarpa, Julio Reija, Sebastián Fiorilli, Aarón García Peña, David Foronda y Antonio Rómar. O, dicho de otra manera, Jesús Urceloy, en una honrada manifestación de amor a la poesía actual.

Reseña de Habla, si quieres que te conozca de Ramón Grande del Brío en Sexto Continente de RNE

http://www.sextocontinente.info/2016/09/habla-si-quieres-que-te-conozca.html

 

En Habla, si quieres que te conozca (Cuadernos del Laberinto, 2016), Ramón Grande del Brío, no solamente nos recuerda aquella ligazón de pensamiento y lenguaje que, en efecto, nos lleva hasta Vigotsky: «[La lengua] revela la cualidad –personalidad– del hablante»; sino también al sentido común «de los antiguos» desde el mismo título:

 

La condición de detector de la personalidad del hablante, que posee la Lengua, a través de la cual, se puede llegar a conocer el estado de salud intelectivo, cultural y mental de un individuo o de una sociedad cualquiera.

 

Dicho de otra manera por el propio autor, pero con una imagen atinada y atractiva:

 

El pensamiento vendría a ser como el negativo del proceso mental, mientras que la palabra sería como el positivado del mismo.

 

Grande del Brío lo ha insinuado en uno de los fragmentos que he transcrito antes, pero lo afirma rotundamente en esta obra: nuestro idioma es maltratado por la sociedad actual, que adultera cualquier cosa, incluso el idioma.

 

Probablemente, el aspecto más útil y más valioso de este libro es la buena cantidad de ejemplos bien traídos sobre el maltrato del castellano, al que hacíamos referencia en el párrafo anterior. El abuso de preposiciones como desde, la ignorancia en el empleo de los números ordinales, el mal uso de palabras (operativo, abrupto…) o de otras innecesarias (disponibilidad, gobernabilidad…), plurales inexistentes (libertades, justicias…), el empleo de la secuencia no seguido de adjetivo (no culpable) en lugar de la palabra equivalente (inocente), la supresión de los artículos, etc. En este sentido, Grande del Brío dedica varios capítulos a lo que denomina «trabucación» y en el que expone varios ejemplos traídos del lenguaje jurídico; entre todos, merece destacarse aquí el de la fiscal que consideró que hubo contradicción entre dos testigos, porque uno empleó la palabra ‘vara’ y otro, ‘palo’. En efecto, se puede recurrir al diccionario, pero es evidente que, sin hacer uso de él, son sinónimos. Junto al lenguaje judicial, el autor valora las irregularidades en el lenguaje científico y en el académico.

 

Debido a su actualidad, otro de los capítulos interesantes es el que trata sobre la «femenización de los neutros», ya que los neutros no son ni masculinos ni femeninos. Si bien se va más allá en el uso de los sustantivos acabados en -e, que son tanto masculinos como femeninos, al crear la pareja en -a (sastre – sastra; presidente – presidenta), y que podría ser también una masculinización en -o (sastro, presidento…); lo que vendría a ser un empleo feminista de la lengua. Sin embargo, esa masculinización se da realmente en las expresiones «¿el qué?» (¿Lo qué?) y «el ideal» (lo ideal). En resumen, se puede llegar a la conclusión de que no todo es cuestión de feminismo, sino de la ignorancia con la que se usa el lenguaje.

 

Los capítulos finales se centran en las decisiones de la RAE, por ejemplo, la CH como un dígrafo que se incorpora dentro de la C en el alfabeto, y, en especial, en los errores de la Nueva Gramática. En un ejercicio de análisis crítico, Grande del Brío desmenuza todas las incorrecciones de una de las grandes obras de la Academia, desde el empleo erróneo del subjuntivo hasta la denominación de imperativa a una oración interrogativa. A ello se añaden las polémicas sugerencias de cuando utilizar «solo» con tilde. En efecto, coincidimos con el autor en que es necesario llevar a cabo una revisión de las normas. El autor resume todo este análisis del siguiente modo:

 

Mi crítica contra el deplorable uso de la Lengua no se basa en meras hipótesis, ni tampoco en planteamientos teoréticos, ni en purismos más o menos trasnochados o enervantes, sino en la constatación de que aquélla viene siendo esclavizada por el atropello, las prisas, la desidia, la irrespetuosidad, la falta de ritmo y de medida, la grosería, la falta de sutileza y la exacción de los significantes.

 

Así, hilando esto con las palabras iniciales:

 

El lenguaje, como manifestación del pensamiento, delata la cualidad más íntima de todo sistema, ya se trate de un individuo, ya de una sociedad en su conjunto, por lo que no es de extrañar que en los últimos tiempos, la evolución del sistema lingüístico se encuentre mediatizada por la pérdida de los necesarios referentes de equilibrio, trastornados por la alienada actividad que despliegan las sociedades industrializadas.

 

Habla, si quieres que te conozca: el pensamiento, el lenguaje, la sociedad nos delatan.