Saigón 27: ese plato que no dejas de recordar en Lucenahoy.com

http://www.lucenahoy.com/blog/manuel-guerrero/saigon-27-plato-no-dejas-recordar/20170125005232037539.html
27 nombres conforman Saigón 27. Es simplemente una coincidencia y es un dato que resulta relevante para el contenido de la publicación, pero este dato curioso revela que estamos ante uno de los números con mayor número de participación, equiparable a algunos números especiales publicados entre 2008 y 2011.
Dos motivos son los que provocan esta cifra: uno es que la entrevista se hace a cuatro poetas (Juan de Dios García, Noelia Illán Conesa, Ángel Gómez Espada y Natalia Carbajosa) y el otro motivo es que aparecen los ganadores del X Premio «Saigón» de Literatura (José Manuel Pozo, Mario Morales y quien firma estas palabras) y del I Certamen Ciudad de los Niños (Julia Luque y Raúl Mora, este último con una madurez poética impropia de la adolescencia). Ambos grupos funcionan de modo complementario, porque las entrevistas nos permitirán acercarnos a la poesía actual (es una de las preguntas formuladas) y los premios revalorizan a nombres en auge o, como en el caso del Certamen de la Ciudad de los Niños, anima a que la poesía forme parte de la juventud.
Para adentrarnos en el resto de las páginas dedicadas a la creación literaria, es conveniente reproducir la respuesta del poeta Ángel Gómez Espada ante la pregunta de qué cualidades debe tener la poesía:

Sigue leyendo

La Justicia nunca falla. Artículo en La Opinión de Cabra

http://www.laopiniondecabra.com/ampliar.php?sec=especiales&sub=colaboraciones&art=1261
LA JUSTICIA NUNCA FALLA
(c) Manuel Guerrero Cabrera
No recuerdo bien si fue Julián Valle Rivas quien me dijo que la Justicia nunca fallaba, pero que otra cosa muy distinta era que el abogado hubiera hecho bien su trabajo. En otras palabras, puedes creer que haya casos o sucesos con una resolución tan clara que, de no ser así, se tilden de injustos; pero, en verdad, es el trabajo de la persona que ejerza de abogada la que ha de lograrlo. Esto es lo que se contempla en la serie The night of, en la que el trabajo de los abogados defensores de Nasir Khan, el protagonista acusado de asesinar a una chica en uno de los barrios residenciales de Nueva York, no consigue demostrar su inocencia. Pero aquí (salten al siguiente párrafo si no han visto la serie) todo se resuelve con la intuición de un viejo inspector (e, incluso, en la del abogado Jack Stone, quien primero lo defendió, porque no tenía la mirada del delincuente), en lugar de los mecanismos del sistema judicial, que llega a un punto muerto (jurado y juez así lo expresan).
The night of me ha hecho recordar ese brillante documental titulado El Rati Horror Show de Enrique Pineyro y Pablo Tesoriere, en el que se logra fundamentar cómo la policía, la fiscalía y los jueces (de Buenos Aires) se conjuran contra Fernando Carrera, para hacerle pagar por un delito que, según lo aportado en el documental, nos hace dudar mucho de que él lo haya realizado. Indignante es el momento en el que se demuestra que los jueces indican en el fallo aspectos que ninguno de los testigos verifica, como que vieran a Fernando Carrera con un arma. El Rati Horror Show se desarrolla de forma inteligente y concluye magistralmente con la lectura de algunos artículos del código penal a muñecos que representan a los distintos conjuradores; en especial, a caballo entre el humor y el despecho, resulta el momento en el que Piñeyro les coloca una grabación en los que se le comunican sus derechos (en inglés, por lo raro de ello) a las figuras de los jueces: «Esto, por si no entienden inglés, quiere decir que nadie les va a hacer a ustedes lo que ustedes le hicieron a Carrera», aclara.

Sigue leyendo

Dos poemas en el número 14 de La ballesta de papel

Un año más colaboro en La ballesta de papel, que ha cambiado su formato a A5 y ha abandonado el color para hacerse íntegra en blanco y negro. En este número he aportado dos poemas: una versión anterior a la leída en Versos en serie del poema Cowboy del espacio (con dedicatoria a Faye Valentine incluida) y el poema Cada noche de Las salinas del aliento, dedicado a mi amigo Rafael Pimentel quien tantos años se ha encargado de La ballesta de papel.