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Maricruz GARRIDO LINARES (2017): Festum. Ex Libric, 70 pp.
Uno de los temas habituales desde siempre en la poesía ha sido la ciudad. Aunque hay ejemplos de ciudades innominadas, parece que se prefiere aquella en que se nombra, tanto de manera explícita, como por algún barrio o lugar de referencia; valgan como ejemplos poéticas muy distintas y actuales como las de Izet Sarajlic (Una calle para mi nombre), María Jesús Soler Arteaga (Antes de que olvides) o Ángela Martín del Burgo (Dónde la muerte en Ámsterdam). De manera más localista, sin dejarse llevar por las luces de las grandes ciudades, encontramos Festum de Maricruz Garrido Linares. Concretamente, Maricruz pone los ojos y los versos en la localidad cordobesa de Almedinilla, población vecina a su Priego natal, que fue un punto geográfico importante en épocas íberas y romanas. El dios Hypnos, hallado en los restos arqueológicos, es uno de sus símbolos. Quizá con esa intención de tratar de que nos dejemos llevar por un sueño, Festum de Maricruz Garrido se construye con léxico e ilustraciones (salvo en un par de casos, que muestran la naturaleza) relacionados con lo latino.
La obra se divide en cuatro partes: «Festum», «Tempus fugit», «Carpe Diem» y «Beatus Ille». En la primera, «Festum», se centra en aspectos llamativos de la localidad, como el primer poema llamado «Almedinilla» o el dedicado al citado Hypnos:
Deja que el sueño habite
donde habita el olvido
de las almas errantes.
Permite que Selene vigile
a su amado Endimión.
«Tempus fugit» recoge también aspectos de Almedinilla, pero apuesta por la evocación y sugerencia de lo que fue en el pasado. En cambio, en «Carpe Diem» los poemas tienen más carácter de experiencia, con mayor expresión del sentimiento: el amor y la amistad aparecen; aunque aún hay espacio para lo latino, como el poema dedicado a la caída de Roma o a Medusa. Apuntamos estos versos de «A Antonio Pulido» como muestra de lo expuesto:
Hypnos te envolvió,
cuando el amor dormía
y esparció tu ternura
sobre esta silenciosa
villa de sueños vivos.
Finalmente, los poemas de «Beatus Ille», que no hacen referencia al tópico homónimo, evocan lugares de Almedinilla y el yo poético, con resonancias a caballo entre lo clásico y lo contemporáneo, como atestigua la presencia de un senryu. Y este motivo métrico nos obliga a comentar la variedad de metros y ritmos que hallamos en este libro, con el resultado mayoritario de poemas de influjo actual con esencia o espíritu clásicos. Al fin y al cabo, Festum pretende que sintamos fascinación o que nos dejemos atrapar por la fiesta de la poesía, lo que consigue totalmente:
Tan solo tú y la noche
para escuchar silente
tu latir con el mío,
en armónico ritmo.
Allá, justo a lo lejos
la fiesta continúa.